En toda la segunda mitad, Chivas regaló por completo la posesión del esférico y se dedicó exclusivamente a aguantar en su propio terreno los embates cada vez más fuertes e incisivos de Pumas... ¿nos echamos para atrás por táctica y decisión propia o por mérito del rival? parece que fue una combinación de ambas cosas. Lo único cierto es que Chivas fue prácticamente nulo lo que hizo para aumentar su ventaja y dejó crecer a Pumas de tal forma que se sentía que el empate sería sólo cuestión de tiempo... y cuando llegó, hubo justicia en el marcador.
Hoy por hoy no sabemos qué esperar de nuestro equipo, pues no ha mostrado la misma cara en dos partidos seguidos (en la etapa de Efraín sí: siempre jugábamos mal), seguimos sin saber a qué jugamos. Pasamos de ser un vendaval de entrega contra amiérdica, a ser un equipo que poco quiere arriesgar contra Pumas y que confía ciegamente durante 1 hora de juego en que una defensa que no es precisamente infranqueable y que tarde o temprano se va a equivocar, aguante el cero. Restan sólo dos partidos, y ambos se tendrán que jugar como una auténtica final... más allá de que nuestro nivel futbolístico no ilusiona a nadie, está PROHIBIDO quedar fuera de la liguilla por segunda vez consecutiva.
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